viernes, 28 de enero de 2011

Me doy pena

Todo era bonito, perfecto, mágico... y yo misma lo estropeé todo. Sin darme cuenta, sin apreciar lo que tenía. Se ha roto el lazo que nos estrechaba, ya no hablamos, ni nos miramos. Me gustaría que todo volviera a como estaba antes, y sí, mientras escribo esto mis lágrimas surcan mi cara como una tonta inocente. Parece que el mundo se ha vuelto en mi contra, que él es el inocente y yo la culpable, que él sufre por mí y yo le estoy haciendo daño. Como, como... como si yo no sintiera lo que hice. Si pudiera pedirle perdón lo haría, pero, sinceramente, no creo que todo vuelva a ser igual con un simple perdón. Murmullos a mis espaldas, indirectas demasiado claras. ¿Qué pasa? Nadie es perfecto, me he equivocado, lo sé y me arrepiento, ¡no sabes cuánto! Si pudiera verle, besarle... me conformo con tocarle... ojalá pudiera, ojalá hubiera un botón de "reset" en este asco de sociedad intransigente.

domingo, 9 de enero de 2011

El comienzo de los problemas

Antes era todo más fácil. Sí ya sabes, cuándo eres pequeño no hay preocupaciones, tus únicas amigas son las barbies, ellas nunca te fallaban. En realidad los problemas empiezan cuándo vas al colegio. Sí, cuándo llevabas tus juguetes y luego nunca venían de vuelta. Cuándo empezaron los deberes. Cuándo llegaron las amigas rastreras. Cuándo empezaron los exámenes y los controles. Cuándo comenzaron los novios reencoros. En resumen, el colegio es un reto, un campo de batalla donde sueltan a pequeños soldaditos de plomo, una tragicomedia de la que todos somos actores.

El avión con destino a Tus Sueños va a despegar

Un beso, cálido y sentido. Solo eso, un roce de labios tibios. Caricia frescas por mi espalda como el agua por un río. Suspiro. ¿No podría ser todo más sencillo?
-Te quiero.
-Dime cuánto.
-El amor es incontable.
Mi alivio, mi vida, cada uno de mis pensamientos, mis ganas, mi risa, mis besos, cada minuto perdido desde que estoy contigo, mi llanto, mis caricias... y es que todo lo eres tú.
-No puedo vivir sin ti.
-Y entonces, ¿qué harías si me fuera?
-Irme contigo.
Desde que te conocí me confundo los sueños y la realidad. ¿Por qué será?

lunes, 20 de diciembre de 2010

Ya no es el mismo

Solo un pensamiento se viene a mi cabeza, continuamente y no soy capaz de olvidarlo, de deshacerme de él, de pensar en algo diferente a eso. Es él. Ya no es el mismo, ¿sabes? Cambio tanto en tan poco tiempo... Su mirada... su mirada es lo peor, no me dice nada, es fría y dolorosa, ya no soy capaz de entender lo que piensa, antes con tan solo penetrar mi mirada en la suya sabía como se sentía... Las cosas han cambiado, él también lo ha hecho, pero yo, aún inocente, no he sido capaz.
Me duele pensar que el tiempo pase así, tan rápido, casi sin poder saborearlo bien a gusto.
-¿Qué te pasa? Ya no eres el mismo.
-Lo sé.
-¿Por qué has cambiado?
-¿Por qué tu aún no?
Sus palabras me duelen. Me hacen sentir mal. Antes era distinto, tan distinto... Sus palabras eran suaves como besos, como caricias. Hacían que olvidara lo demás. Su risa... hace demasiado que no la escucho.
Yo lo tenía todo, tenía a quien querer y a quien me quería y todo era perfecto, él lo era. Pero ahora, las cosas son distintas... yo sigo queriendo pero ya nadie me quiere a mi.
-No llores como una niña tonta...
-Es ya lo único que puedo hacer.
-Anda ven aquí pequeña.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Puente

Último día del puente de la Constitución. Estoy cansada y con una montaña de deberes y a vísperas de dos exámenes. Mis padres no están, se fueron a comer con los tíos y mi hermana también se quedó en casa ya que tiene que hacer un trabajo de no se lo qué para la universidad. Mi boli bic azul de punta fina se fastidió, ¡me da una rabia! Cojo otro cualquiera, pero la libreta de inglés me quedará a otro color. El jueves tengo examen de gallego, que asco. No aguanto a la profesora. El viernes tengo otro de teoría de gimnasia, sí has leído bien, ¡teoría de gimnasia! Ésta sí que está loca. Lo que tiene es un morro que se lo pisa, vamos. Falta todo el mes porque tiene dolor en la espalda (cuento chino) y viene a finales diciéndonos que nos va a hacer examen y que cojamos apuntes de lo que dicte. Pero, ¡pónnos a correr, a sudar! En fin, como os decía no me apetece nada ponerme a estudiar; además, el día no acompaña. He decidido empezar una dieta. Sí, ya que mi madre me dijo que tenía la cara gorda. Pero después me suelta "En invierno engordas un poco y en verano adelgazas, es normal". Me da igual que sea normal, me voy a poner a dieta. Ayer empezamos las compras de navidad. Compramos mi colonia, nos llevó como que dos horas que eligiera una, pero al final me decidí. Fue olerla simplemente y me encantó, 212 VIP de Carolina Herrera. La compramos en el estuche. Pero aún no me la puedo poner porque tengo que esperar a navidades, ¡que mal! Espero que llegue ya la navidad, aunque sé que no va a ser como otros años, porque falta algo, falta la esencia... falta ella.

martes, 30 de noviembre de 2010

Te echo de menos

Te ves ahí, al lado de tu madre, sonriente, con ropa que parece ser de lo más incómoda, y ese flequillo en perrera que tanto odias y te dices "Yo de eso no me acuerdo". Fotos y fotos esparcidas por los cajones, perdidas debajo de la cama, las más importantes a buen recaudo en un viejo álbum de olor indescriptible. La mayoría de ese día tan especial en el que todos viene a tu casa y soplas las velas para pedir un deseo. Me acuerdo perfectamente del deseo que pedí cuando tenía seis años, deseé para mis adentros tener toda la cocinita de las barbies, ahora el mayor deseo que pudiera pedir sería que esa persona tan especial volviera a estar a mi lado. La quería tanto, era como mi segunda madre. Ella me cuidaba y me mimaba. Cuando era pequeña, en verano, nos llevaba a la playa a mis primos y a mi, ¿te acuerdas Laura? como no te vas a acordar. La playa de la sirenita, tantos recuerdos... Y, en invierno, nos llevaba al monte y comíamos en aquellas mesas de piedra. En navidades íbamos todos a su casa y aunque todos los primos fuesemos ya mayores, siempre hacíamos la conga cantando el "aquí no hay playa" por toda la casa hasta llegar a la salita y encontrarnos los regalos. Eso sí que era genial. Cuando me enfadaba con ella siempre me decía "Hai, ya te acordarás de mi cuando no esté, filliña". Y tanto que me acuerdo, abuela, y tanto...